La llegada del COVID al mundo ha conllevado muchos cambios, sin embargo, la estancia que parece interminable de éste ha generado una revolución emocional en miles de personas, lo cual atribuyó a dos causas principales:
La incertidumbre y la pausa.
La incertidumbre. En primer lugar me gustaría explicar a qué me refiero por incertidumbre. El no tener una solución, una fecha de caducidad, un fin, una respuesta confiable por parte de las autoridades; y en cambio, solo ver en todas las noticias y redes sociales las consecuencias económicas y de salud que cada día se agravan.
Por otro lado, la pausa. El COVID llegó a poner un signo de ALTO gigante a todos nosotros, a nuestras actividades, a nuestras rutinas, a nuestros planes, a nuestros trabajos, a nuestras salidas, a nuestra libertad y a nuestros deseos.
Este ALTO nos reflejó que estábamos viviendo a un ritmo sumamente acelerado, en el que pasaban los días y no éramos capaces de voltear a ver a nuestro alrededor ni siquiera a las personas que viven con nosotros.
Esta pausa total nos obligó a enfrentarnos con esas personas con las que vivimos, con nuestro hogar, nuestras mascotas pero sobre todo a enfrentarnos a nosotros mismos.
Por primera vez en años, muchas personas han tenido el tiempo de pensar, reflexionar y analizar el rumbo que su vida ha tomado, así como convivir con la persona en la que se han convertido y esto, no siempre es del todo agradable.
Las principales consecuencias que han derivado por el COVID son principalmente el aumento de síntomas de ansiedad, ataques de pánico y falta de motivación.
¿Cómo se manifiestan realmente todos estos síntomas?
- Un aumento de pensamientos recurrentes e incluso obsesivos.
- Sensación de angustia o preocupación.
- Aumento de la ingesta de alimentos o bien, falta de apetito.
- Irregularidades en el sueño.
- Sudoración.
- Taquicardia.
- Opresión en el pecho o falta de aire.
- Irritabilidad.
- Desgano o desánimo.
- Procrastinación.
- Entre otros…
Como puedes ver, todos estos síntomas se relacionan a esta nueva relación que estamos teniendo con nosotros mismos.
A voltearnos a ver y realmente juzgar lo que estamos haciendo y lo que no nos gusta de nuestra realidad. Es por eso que es de suma importancia tomar en serio como te sientes en estos momentos.
Lo que estás viviendo es un proceso complejo y no debes de tener miedo en pedir ayuda, especialmente cuando todos estamos experimentando algo similar.
Es momento de escuchar y de apoyarnos los unos a los otros para tratar cualquier estado emocional que pueda afectarte, desde el estrés, hasta la ansiedad o la depresión.
Artículo escrito por
Psicóloga Andrea Mañon
Psic. Mtra. Psicología Clínica y de la Salud con certificaciones en TCC
Cédula Profesional: 10013196
Contacto: andream.terapia@gmail.com
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